Magda Benavides: figura histórica del feminismo clasista y revolucionario

Con motivo de la próxima celebración del Día Internacional de la Mujer, recordamos y rendimos homenaje a Magda Benavides, referente histórica de la lucha por el socialismo y por la liberación de la mujer en nuestro país.

Escribe Federico Romero

El 26 de julio de 1978, se llevó a cabo la juramentación de los miembros elegidos para integrar la Asamblea Constituyente, convocada tras la decisión de las Fuerzas Armadas de retirarse del poder, acorraladas por un fuerte ascenso revolucionario que mantenía al país en vilo. Cuando le llegó el turno a Magda Benavides Morales, militante del POMR y elegida en la lista del FOCEP, esta, erguida y con el puño en alto, exclamó con firmeza: 

“Juro por la revolución socialista, por los trabajadores del Perú y sus reivindicaciones, por la emancipación de la mujer y del proletariado internacional”. [1]

El pleno y la tribuna, repletos de damas de la alta sociedad y personalidades encopetadas de la burguesía y sus partidos tradicionales, quedaron estupefactos. Jamás habían escuchado algo semejante; para ellos, aquello era puro “bolchevismo”, especialmente viniendo de una mujer. El propio Víctor Raúl Haya de la Torre, presidente de la Asamblea, la miró con asombro.

Así era Magda Benavides. En su breve proclama ante lo más representativo de la democracia burguesa reunida aquel día, dejó claro su compromiso como constituyente elegida por el voto de trabajadores y trabajadoras, en su triple condición de mujer, lideresa sindical y militante revolucionaria trotskista. Tenía 34 años cuando llegó a esa tribuna, y con el tiempo, su figura se consolidaría como la más destacada representante femenina que ha tenido, hasta hoy, la corriente marxista revolucionaria en la historia del Perú.

Magda ingresó a trabajar muy joven al Banco de Crédito del Perú en 1962, la institución financiera más importante del país. Allí inició sus primeros pasos como activista por los derechos de los trabajadores. En 1966, se integró al Movimiento Renovación (MR), una corriente sindical clasista formada en oposición al APRA, que controlaba el Centro Federado, la Federación de Empleados Bancarios y la misma central sindical. Ese mismo año, conoció a Luis Bordo Carmona, fundador y dirigente del movimiento. Ambos se enamoraron, formaron una familia y se convirtieron en una dupla militante de primera línea que se ha mantenido hasta hoy.

El Movimiento Renovación era promovido por militantes de Vanguardia Revolucionaria (VR). “Luis Bordo C., Magda Benavides, Abraham Larrea, Juan Noriega, con Jorge Villarán, fundamos el primer círculo bancario de VR en 1966, en un café al lado del Cine Roma”, recordará Luis Bordo. [2] Vanguardia, liderada por Ricardo Napurí —formado en el trotskismo argentino—, era una amalgama con grupos afines al castrismo y al maoísmo. En aquella época, bajo la influencia de la Revolución Cubana, surgían fuertes organizaciones a la izquierda del viejo stalinismo (los partidos comunistas), que colaboraban con gobiernos militares y burgueses. En 1971, en una celada fraccional orquestada por los grupos castristas y maoístas, Napurí fue expulsado de la organización bajo la acusación de “trotskista”, junto con todos quienes se solidarizaron con él. Este grupo, que incluía a Magda y Luis, proclamó en enero de ese año la fundación del Partido Obrero Marxista Revolucionario (POMR), de filiación claramente trotskista.

El grupo bancario de Magda y Luis asumió la dirección del Centro Federado del Banco de Crédito en 1970, manteniéndose al frente por casi 20 años, con el apoyo mayoritario de la base trabajadora, en reconocimiento a su dedicación, entrega y transparencia. Desde el POMR, constituyeron la Tendencia Clasista Revolucionaria (TCR), que ganaría afiliados en el sector sindical bancario a nivel nacional, y extendería su influencia al movimiento obrero industrial, como Moraveco e Inresa. Magda ocupó cargos como delegada nacional de la Federación de Empleados Bancarios del Perú y secretaria general del Centro Federado del Banco de Crédito en varios periodos, proyectando su figura hacia el conjunto del movimiento sindical.

Los bastiones sindicales del POMR desempeñaron un papel protagónico en las luchas contra la dictadura militar de Francisco Morales Bermúdez, desde su instauración en 1975 hasta su retiro en 1980. Varios de sus miembros integraron el Comando Unitario de Lucha, que dirigió el Paro Nacional del 19 de julio de 1977, un evento de características insurreccionales y el más grande de la historia peruana, que forzó a la dictadura a convocar elecciones. Sin embargo, la dictadura respondió con el Decreto Supremo 010-77-TR, que dispuso el despido de 5 mil, trabajadores y dirigentes sindicales, incluidos 8 del Centro Federado del Banco de Crédito. Muchos de ellos, además, serían perseguidos y detenidos bajo acusaciones de subversión. Magda fue encarcelada durante tres meses y Luis sería perseguido durante un año, quedando sus tres hijas al cuidado de sus abuelos.

En mayo de 1978, Magda fue elegida para la Asamblea Constituyente, donde el FOCEP obtuvo la tercera votación nacional, impulsado por la figura de Hugo Blanco. Fue allí donde Magda pronunció su juramento revolucionario, similar al de otros líderes como Hugo Blanco, Ricardo Napurí y Enrique Fernández, mostrando el carácter revolucionario del trotskismo en un espacio dominado por la burguesía.

El momento era de transición política, la dictadura y el APRA buscaban desmovilizar a las masas y conducirlas hacia un nuevo orden democrático burgués. Las elecciones se realizaron con las principales figuras de la izquierda deportadas y sus organizaciones en la clandestinidad. Incluso, ya instalada la Constituyente, se atentó contra la vida de varios de sus miembros. El domicilio de Magda fue atacado con petardos de dinamita. “Felizmente, mis hijas menores (de 7, 5 y 3 años), que se encontraban en casa, solo sufrieron un gran susto. Víctor Raúl Haya de la Torre y el vicepresidente, Luis Bedoya Reyes, enviaron una carta a mi compañera Magda Benavides, rechazando los actos vandálicos”, relataría Luis Bordo. [3]

El objetivo de los revolucionarios era el retiro inmediato de los militares y el establecimiento pleno de las libertades democráticas. La Asamblea, dirigida por el APRA y el PPC, coexistía con la dictadura, por lo que era necesario apoyar las luchas para que sea el movimiento de masas el que lo eche. En 1979, durante una larga huelga del SUTEP reprimida duramente, 32 dirigentes de izquierda, incluida Magda, se declararon en huelga de hambre en la Casona de San Marcos, logrando finalmente una victoria.

El POMR también utilizó su representación parlamentaria para apoyar a los mineros de Cuajone, donde tenían presencia. A iniciativa del partido, una delegación de parlamentarios de izquierda realiza una Asamblea Popular en Moquegua reuniendo a unos 15 mil pobladores de una población total estimada en 40 mil. En la Asamblea se acuerda marchar a la mina, y se inicia una gigantesca caravana hacia ella, ubicada a 70 k y a una altura 3,500 s.n.m. Avanzan hasta un retén que era fuertemente custodiado por tropas armadas. Ahí el oficial al mando les dice: “por órdenes superiores no pueden dar un paso más, de lo contrario, serán detenidos”. Y empezaron los empujones y golpes. “En ese momento apareció Magda Benavides, que empujó al milico hasta hacerlo caer. Antes de que éste reaccionara, los trabajadores que aguardaban tensos en la explanada, corrieron en masa para apoyarnos…” [4]

Así lograron ocupar el centro del campamento minero, donde se formaría el Sindicato de Trabajadores Mineros de Cuajone, que nacería ligado a la dirección política del POMR (luego el PST), permitiéndole jugar un destacado papel de vanguardia en las luchas cruciales del proletariado minero en los siguientes años. Con su gesto valiente, Magda también dejará ahí su sello personal.

En todo este periodo, se mantendrá la lucha por la reposición de los despedidos por el Paro del 19 de Julio, frenada por la conducción burocrática de la dirigencia de la CGTP. Sin embargo, es “con el vigor de Magda, al lado de sus compañeros del Centro Federado”, [5] y con la TCR, que se organiza la lucha base por base. Luego de tres años y 10 meses de persistente lucha, en 1981 se alcanzaría la reposición de los últimos 8 despedidos del Banco de Crédito, entre los que se encontraba la misma Magda Benavides.

En 1980, Magda será candidata a diputada por Lima Provincias, y en 1985 integró la plancha presidencial del PST junto a Ricardo Napurí.

En 1987, enfrentarán otro desafío: la nacionalización del sistema financiero decretada por el gobierno de Alan García. Aunque la medida fracasó, Magda y el PST defendieron la nacionalización sin pago y bajo control obrero, resistiendo la oposición de Izquierda Unida.

En toda esta trayectoria de dos décadas convulsivas, Magda también destacaría en la lucha por los derechos de la mujer. Promovió la sala cuna y la hora de lactancia en el Banco de Crédito, y desde el POMR y el PST, dedicó gran parte de su militancia a la concientización y organización de las mujeres trabajadoras y la juventud. Su postura era clara: “La mujer peruana es doblemente explotada y oprimida. No es cierto que tengamos los mismos derechos que los hombres”, afirmó en la Constituyente. [6]

Tras el fallido intento de nacionalización de la banca, y la derrota de las dos huelgas mineras de 1988 y 1989, se pondría en marcha una ofensiva liberal y reaccionaria, que se consolidaría con la elección de Alberto Fujimori en 1990, cambiando el signo revolucionario de la etapa. En este contexto, la dirigencia clasista del Centro Federado del Banco de Crédito, encabezada por Magda, fue suplantada mediante una acción concertada entre el Partido Comunista – Unidad, la patronal y el gobierno aprista. Solo así, luego de 20 años, se logra sacar a la TCR de la dirigencia del Centro Federado en la cual Magda Benavides era una de sus más importantes expresiones y protagonista excepcional.

Desde 1994, Magda padece una enfermedad que la llevó al retiro, siendo cuidada con amor por su compañero Luis. Aunque ahora postrada, su legado perdura. Este 8 de Marzo, Día Internacional de la Mujer, como todos los años, sus viejos camaradas del PST y militantes de las nuevas generaciones que mantenemos en alto las banderas por la que ella luchó durante dos décadas, la recordamos con profundo orgullo, como un ejemplo de lucha por la revolución socialista y la definitiva liberación de la mujer y la clase trabajadora.


[1]PST. Una Historia heroica construyendo el partido de la clase obrera. Freddy Salazar, 1912.

[2] Ob. Cit.

[3] Testimonio de acción por la revolución. Luis Bordo. 12 de octubre 2012. https://luisernestobordocarmona.blogspot.com/2012/10/testsimonio-de-accion-por-la-revolucion.html

[4] Ricardo Napurí, Pensar América Latina. Crónicas de un militante revolucionario, 2009, Ediciones Herramienta, Argentina.

[5] Testimonio de acción, Ob. Citada.

[6] Diario de Debates de la Asamblea Constituyente 1978. Publicación Oficial. Tomo II. Pág. 121. Citado por Bethsabé Andía Pérez, en “Magda Benavides Morales: luchadora por las mujeres trabajadoras”, publicada el 25 de setiembre de 2018, en el portal Revista Con las Heroínas. https://conlaa.com/magda-benavides-morales-luchadora-por-las-mujeres-trabajadoras/

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