
Tras más de 1 semana de toma de la Universidad Nacional Federico Villarreal (UNFV), los estudiantes, que lucharon por la exigencia de mejores condiciones educativas como la de un sistema de matrícula más eficiente, lograron arrancar ciertos compromisos a las autoridades de turno como la programación de la matrícula y la reestructuración de la Oficina Central de Registros Académicos. Ante este triunfo, se hace necesario seguir impulsando la lucha y la organización estudiantil para asegurar aquellas conquistas y enfrentar el déficit de la educación.
Una situación lamentable
La lucha comenzó cuando unas decenas de estudiantes de las carreras de Humanidades (Lingüística, Literatura, Historia, Arqueología, Antropología) tomaron las instalaciones de la universidad debido a la falta de un registro formal de matrícula pese a haber iniciado el ciclo académico en abril y haber rendido exámenes parciales. Un hecho totalmente inaudito que ocasionó que otros estudiantes más respaldaran aquella medida de lucha.
Al reclamo de la formalización de la matrícula de este año, se sumaron, al igual que en las demás luchas estudiantiles como en la UNA, UNMSM y UNALM, la emisión del carné universitario y el acceso a servicios fundamentales como el comedor y la atención médica ya que esta situación administrativa irregular y vergonzosa, como los mismos estudiantes informaron a los medios, los deja casi “invisibles” ante la SUNEDU y sin posibilidad de validación académica ni acceso al medio pasaje.
El autoritarismo avalado por la ley
Desde la toma del día jueves 19/06, la política de las autoridades, al mismo tiempo que promovía el “diálogo”, fue la de amenazar y amedrentar a los estudiantes tal como sucedió en las demás luchas estudiantiles de UNMSM y la UNA que fueron las más escandalosas por el ingreso de matones al campus con la intención de agredir y aplastar la lucha.
Así se evidenció en la UNFV el 22 de junio durante una mesa de diálogo en la sede de la Defensoría del Pueblo, donde el vicerrector académico advirtió que, de no aceptarse el cronograma impuesto por la universidad, se procedería con la intervención policial y se iniciarían procesos penales contra los estudiantes. Esta actitud de la autoridad, que representa el poder que tienen, es respaldada precisamente por la ley 30220 para avanzar sin ningún obstáculo con los negocios en las universidades en desmedro de la calidad educativa.
Si bien la lucha tuvo una conquista importante en el ámbito administrativo y todo lo relacionado al tema de la matrícula, aún falta conquistar demandas relacionadas al tema académico, logístico y de bienestar universitario. Además de profundizar la organización estudiantil y por consiguiente mantenernos activos y vigilantes frente a este triunfo. Ya que aquellos compromisos solo se van a materializar verdaderamente si los estudiantes se siguen movilizando y organizando.
Extender y unificar la lucha estudiantil
La lucha de la Villarreal nos ha revelado nuevamente cómo la actual ley universitaria 30220, la que se vendió como la que acabaría con la corrupción y mejoraría el nivel académico de las universidades, resultó ser un fraude. La ley más bien ha ampliado los negocios de las universidades públicas y por tanto los recursos directamente recaudados sin importar los derechos estudiantiles y los fines de la educación universitaria.
Es por eso que aquella lucha no debe limitarse a la Villarreal, se tiene que expandir y articular con todas las demás universidades para luchar juntos por una mejora de la educación universitaria y por un mayor presupuesto para la educación como parte del combate contra la privatización.
Esta lucha debe ser el impulso que nos ayude a reactivar el movimiento estudiantil estancado por años de cara a combatir el plan económico neoliberal que ha sido sostenido por este gobierno de Dina a sangre y fuego con apoyo del congreso corrupto. Por ello necesitamos también unificar la lucha estudiantil tanto con la de los trabajadores que hoy enfrentan la ley de los ceses colectivos como la de los sectores populares que siguen enfrentando la ola de delincuencia y otras problemáticas del país.


