Por Federico Romero
La manifestación del pasado viernes 14 de noviembre, contra el gobierno de Jerí, el Congreso corrupto, y en rechazo al asesinato del joven artista Eduardo Ruiz en la protesta del 15 de octubre, así como contra la criminalización de la protesta social por parte del Estado, fue respondida por el presidente interino del Congreso con un contundente: “habrá más represión”.
El joven, un reconocido músico de hip hop que, como miles, se sumó a la protesta de la Generación Z, no solo fue asesinado de un balazo por el suboficial Luis Magallanes –quien fue liberado a las pocas horas y erigido como héroe por el comandante general de la PNP, incitando a otros a seguir su ejemplo–, sino que además fue tildado de “terruco” por el fujimorista y ahora presidente de esa cloaca que se llama Congreso, Fernando Rospigliosi, en un intento por justificar la brutal represión de ese día.
Ahora, este mismo personaje de factura fascista –que ya fue censurado como ministro del Interior por su responsabilidad en la represión criminal de la protesta del pueblo de Ilave en Puno (2004– ha asegurado que la PNP “reprimirá todo acto violento” durante la manifestación de hoy, dejando abierta esta calificación al criterio policial. Es decir: disparen a discreción.
Esto no es casual. Lo más espurio ha llegado al gobierno en la noche del 10 de octubre, como el señor Jerí en Palacio, por el control que ejerce un grupo de familias corruptas sobre la mayoría congresal.
Este mismo Rospigliosi ha defendido proyectos para dejar inimputables a militares y policías que cometan crímenes “en defensa del Estado”, y fue él mismo quien promovió la ley de amnistía para todos los procesados por crímenes de Estado en la lucha contra Sendero.
En paralelo, el Congreso debate un proyecto para condenar a 10 años de prisión a los manifestantes que usen máscaras o indumentarias como cascos para protegerse de las bombas y los palos de la policía.
Así, no solo se santifica la brutal represión del 15 de octubre, sino que se pretende incrementarla, revelando la verdadera catadura del gobierno: un gobierno que busca titulares para decir que combate la delincuencia –la cual crece cada día–, mientras dirige sus armas contra la juventud y el pueblo trabajador que sale a manifestar por sus derechos. Todo esto sucede, nada menos, en un periodo electoral, en el que con mañas se busca abrirle el paso a uno de los candidatos de esa misma derecha cavernaria.
Y esto ocurre cuando la jornada de hoy conmemora a Inti Sotelo y Bryan Pintado, otros dos jóvenes acribillados por esa misma policía en la manifestación del 14 de noviembre de 2020 contra el golpe de Merino.
Basta de represión y criminalización de la protesta. Fuera Jerí y cierre del Congreso corrupto. Por un Paro Nacional Combativo, por una Asamblea Constituyente Libre que establezca cambios de fondo, y por un Gobierno de los Trabajadores.


