En un día como hoy, el 15 de enero de 1919, la clase obrera peruana conquistó el reconocimiento de la jornada 8 horas, una conquista que marcó la emergencia de la organización, lucha y consciencia de la clase obrera en nuestro país.
Desde entonces han pasado 106 años y este hecho es motivo suficiente para reflexionar sobre su significado en el momento actual que atraviesan los trabajadores.
Para recordar la fecha, la CGTP organizó una movilización y concentración obrera hacia el Ministerio de Trabajo, al mismo tiempo para reclamar por la solución de los ceses colectivos que afectan a varias bases, en especial a los obreros de Celima, y las huelgas por pliegos de reclamos que sostienen varias bases.
La jornada contó con la presencia combativa de un grupo de sindicatos y entre uno y hasta dos centenares de trabajadores, cada uno portando sus banderolas, y en la que se notó la furia que sienten ellos ante la desenfrenada embestida patronal que está barriendo todo tipo de derechos laborales, bajo el aliento y apoyo de la reacción de derecha aupada en el poder con Dina Boluarte.
De alguna forma la marcha, aunque poco concurrida y circunscrita al Ministerio de Trabajo, es una respuesta que al menos mantiene viva el espíritu de lucha y la esperanza de las bases en conflicto para alcanzar una solución justa.
Sin embargo, una celebración de los 106 años de la mayor conquista obrera se merecía algo más grande, sobre todo en el actual momento que las bases resisten los ataques patronales y en varias de ellas incluso con largas huelgas y movilizaciones en las calles, de las cuales el mayor ejemplo es el Sindicato Celima enfrentando el segundo cese colectivo aplicada por la empresa.
La marcha de hoy, convocada apenas hace algunos días, sin ninguna preparación y menos sin ninguna bajada a bases, es una muestra de cómo la dirigencia de la Central toma la celebración de la conquista histórica de las 8 horas, y de cómo responde a las luchas que desde diferentes bases enfrentan y resisten los ataques patronales. Esto es: responden solo para cumplir.
En tal sentido, la marcha no conquista nada, y, por su convocatoria aislada no sirve ni al propósito de construir y desarrollar un plan de lucha unitario. Solo sirve para que los dirigentes de la CGTP y la FETRIMAP hagan la finta de que están luchando. Y, de paso, para darle tribuna a congresistas de “izquierda” como Sigrid Bazán, que se llenan la boca de radicalismo mientras hacen parte del podrido Congreso que sostiene al gobierno de Boluarte.
Esta situación nos indigna, y debe indignar a los trabajadores más conscientes. En 1919 conquistamos las 8 horas luchando con una huelga general que involucró a todos los sindicatos. Una huelga que se inició en las fábricas textiles de Lima y Vitarte –el 21 de diciembre– y que día a día se fue extendiendo a todas las bases obreras gracias al tenaz trabajo y consecuencia de los activistas obreros, hasta hacerse general ganando el apoyo de amplios sectores como los estudiantes universitarios. Esta lucha costó persecución y cárcel de 200 activistas obreros, y fue precedida por 14 años de diversos enfrentamientos y huelgas obreras que costaron la vida de varios compañeros y compañeras.
Ante este ejemplo, la actuación de la dirigencia de la Central no tiene absolutamente ningún punto de comparación. Al contrario, es una verdadera vergüenza.
Esta actuación es más grave porque no ofrece una salida a las luchas que libran las bases, como el de Celima y las huelgas en distintas bases que llevan ya dos meses, acusan desgaste y no tienen solución ni perspectiva.
Nuestra clase obrera es numerosa, cuenta con infinidad de organizaciones y ha acumulado experiencia de lucha. Lo que necesita en la hora actual es su acción unida, empezando por unir a los que están en conflicto y poner en marcha un plan de lucha y preparar un Paro Nacional. Todo esto es tarea de la CGTP y la FETRIMAP. ¿Para qué están sino es para unificar y organizar la lucha? Pero estos dirigentes lo que hacen es mantener aislado cada lucha y las enfoca a que cada cual encuentre sus soluciones en el MT, de la mano de sus abogados.
Es exactamente lo opuesto a lo que hicieron los que conquistaron las 8 horas. Ellos unieron a toda la clase obrera organizando un comando de lucha con un delegado por fábrica, impulsaron una huelga general, llamaron al apoyo de toda la población y lucharon denodadamente hasta lograr la conquistar del decreto que reconoció las 8 horas.
Esto tiene que ver con otra característica que tuvo esta lucha: su dirección. Fue una dirección política revolucionaria (el anarcosindicalismo), con Gutarra, Portocarrero, Fonken, Lévano. Ellos creían y trabajaron por la organización, concientización y lucha de la clase obrera, y fue así como llegaron a liderarla para lograr esta victoria histórica de los trabajadores.
Ninguna comparación con los actuales dirigentes de la Central, conciliadores, reformistas y burócratas, solo interesados en tener el control de los organismos obreros para usarlos para sus propios fines, entre ellos las elecciones, en la que aspiran alcanzar algunas curules y cargos ministeriales y/o regionales.
En resumiendo, decimos que el drama que vive la clase obrera desde antes, y que hoy lo sufrimos más por la recargada ofensiva patronal, se reduce a su dirección conciliadora, reformista y burocrática.
Los trabajadores necesitamos formar otra dirección, verdaderamente revolucionaria como fue la dirección que conquistó las 8 horas. Esta es la dirección que aspiramos construir desde el PST junto a los mejores luchadores y luchadoras de la clase obrera, y sin otra bandera y compromiso que los de la clase obrera, que es un todo, entre sus necesidades inmediatas e históricas.
Para dar pasos en este camino, desde el punto que nos encontramos hoy, de profundo retroceso por culpa de esas direcciones, es importante lograr pequeñas conquistas. Lograr el triunfo de las luchas que están en curso, como la de Celima y de otras bases.
Para lograr estas conquistas se precisa unir las luchas coordinando los conflictos, llamando al apoyo de los sectores combativos. A su vez, exigir a la dirigencia de la CGTP y FETRIMAP, que unifiquen la lucha de la clase obrera en torno a un Plan de Lucha y la preparación de un Paro Nacional.
La lucha y esfuerzo de los activistas obreros para llevar a la práctica esta tarea, será el mejor homenaje que le rindamos a los que con su ejemplo arrancaron la primera y mayor conquista de la clase obrera peruana hace 106 años.
106 años de la conquista de las 8 horas
