¡Castillo, basta de represión y atienda ya las demandas!

El PST expresa su solidaridad y apoyo incondicional a la lucha popular desatada contra el hambre y el desastroso gobierno de Pedro Castillo. En casi todo el país se producen revueltas populares con bloqueos de carreteras, y en algunos lugares saqueos y ataques a entidades que simbolizan el abuso estatal y privado.

La explosión popular ocurre en el marco de la huelga y paro convocado por diversos gremios de transportistas, incluyendo a mototaxistas, taxistas e informales, y comprende a organizaciones de pequeños agricultores y sobre todo al pueblo pobre que espontáneamente se suma a la protesta por una razón: el hambre.
Los precios de los combustibles y de los alimentos básicos se han duplicado y nadie con un salario precario o sin trabajo puede soportarlos.

La respuesta del gobierno ante esta protesta legítima ha sido de la más vil. Castillo señaló a los manifestantes como “pagados” por la derecha y en esa línea desbocó sobre ellos una represión brutal, que en el caso de Huancayo causó la pérdida de la vista de dos jóvenes y la muerte de cuatro. Y, ahora, decreta toque de queda en Lima y Callao, con lo que enciende más los ánimos.

Es cierto que la patronal, y sobre todo sus sectores de derecha, no le dejan respirar al gobierno desde el primer día. Pero atribuirles a ellos el desborde popular no solo es un despropósito que sobreestima su verdadera fuerza, sino lleva a no entender el sufrimiento y desesperación que el pueblo vive por las alzas y el desinterés mostrado por el gobierno.

Al contrario, ahora la derecha está alarmada por el levante popular y aplaude las medidas represivas que dicta el gobierno. Pretende que se controle la situación y ponga a salvo la propiedad de los ricos, para luego volver a la carga con su plan de vacancia. De ellos no esperamos otra cosa. Quien hace el trabajo sucio es Castillo quien ha venido concediendo a sus enemigos desde el primer día, y ahora, en lugar de atender las demandas y reencontrarse con el pueblo que lo colocó en Palacio, capitula a sus acosadores y lanza la Policía Nacional y las FFAA contra el pueblo.

La explosión social no solo expresa inmenso descontento sino frustración con el gobierno. La elección de Castillo era la esperanza del pueblo pobre para recuperar lo que perdió en la pandemia producto no solo del virus sino de las políticas patronales aplicadas desde el gobierno. Pero Castillo no hizo nada: no cumplió con ninguna promesa, no atendió ninguna demanda y contribuyó a empeorar la situación. En las fábricas donde arden los problemas, el gobierno no hace nada. Y no hizo nada ante el alza brutal de los alimentos y combustibles; y ahora bajo presión popular dicta medidas tibias que no resuelven el problema.

El gobierno de Castillo no solo muestra el fracaso absoluto de la “izquierda” de JP y Perú Libre y su incapacidad total para llevar a cabo un programa de cambios desde el Estado. Más aun, ha demostrado que no es posible hacer esos cambios en acuerdo o conciliación con la burguesía como pregonan, aun estos días.

Ante esta situación lo que necesitamos es apoyar, fortalecer y extender la lucha que se ha iniciado. Unir a ella de manera decidida al conjunto de la clase obrera en la jornada del 7 de abril. Nuestras banderas son:

  • Congelamiento de precios de los combustibles, gas y alimentos.
  • Aumento general de salarios y pensiones al nivel de la canasta básica familiar.
  • Apoyo al campesinado pobre con fertilizantes, ayuda técnica y compra de sus productos a precios justos.
  • Reposición de despedidos, anulación de los ceses colectivos, administración obrera de las fábricas cerradas, fin de la intermediación laboral y del CAS en el Estado.
  • Atención efectiva a la pandemia, a la educación pública y a la demanda de agua y servicios básicos, con financiamiento.

Hay recursos. Y si faltan, deben ser tomados de las grandes corporaciones, en la línea de las comunidades campesinas que reclaman lo que es suyo a las empresas mineras. Pagamos con muchas vidas y más pobreza la política gubernamental de salvar los negocios primero durante la pandemia. Ahora no más. Que la crisis y las alzas atribuidas a efectos internacionales, la paguen los grandes capitalistas y ricos.

La frustración obrera y popular contra el gobierno Castillo puesto de manifiesto en las calles, nos debe llevar a tomar en nuestras propias manos el gobierno de nuestros destinos. En los bloqueos y en los paros, en el campo y en las fábricas necesitamos poner en pie comités de lucha, hoy por las reivindicaciones planteadas y mañana para enfrentar las pretensiones de la derecha de recuperar el poder. Solo desde dichos organismos, ante el fracaso y derrumbe del gobierno de Castillo, debemos gestar una alternativa de verdadero gobierno obrero y popular. Y para llevar a cabo esta tarea, desde el PST llamamos a poner en pie un verdadero partido revolucionario, de obreras y obreros.

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