Rechazo a la “suspensión perfecta” dictada por Vizcarra a favor de empresas

El más reciente ataque a nuestros derechos y condiciones de vida es la autorización de la “suspensión perfecta de labores”, lo que en la práctica da inicio a un proceso de despidos masivos.


  • Gobierno expone a la clase trabajadora a los embates del Covid-19 para seguir beneficiando a las empresas enriquecidas con la bonanza económica y la corrupción.

Con más de 10 mil casos positivos hasta el momento y más de 200 muertos, el Covid-19 ha acelerado su propagación alcanzando el más alto nivel de riesgo de contagio generalizado, ante un gobierno que en lugar de acelerar las medidas para enfrentar las graves e inaceptables carencias del sistema de salud, de medios de protección y de lugares de cremación e inhumación de fallecidos, está más ocupado en obedecer los dictados de la Confiep, el gremio de los empresarios que se han enriquecido en décadas con políticas pro patronales y corrupción.

  • Vizcarra nos expone a la muerte con la “suspensión perfecta de labores”

El más reciente ataque a nuestros derechos y condiciones de vida es la autorización de la “suspensión perfecta de labores”, lo que en la práctica da inicio a un proceso de despidos masivos. ¿Qué es la “suspensión perfecta de labores”? El derecho de los empresarios a cerrar las fábricas, talleres y demás centros laborales, y mandarnos a nuestra casa sin percibir salario alguno, hasta por 90 días. Lo que objetivamente nos pone con los dos pies en la calle, a la espera que, terminada la cuarentena tengamos la “suerte” de que nos reincorporen al trabajo.

Con esto Vizcarra hace uso de las armas que le pedía la Confiep, golpeando la capacidad de resistencia de la clase trabajadora frente al Covid-19, justo cuando el mismo gobierno reconoce que ya no tiene la capacidad de rastrear los contagios (lo que se conoce como fase 4), exponiéndonos a la muerte.

Mientras tanto, Vizcarra y compañía ponen 30 mil millones de soles en los bolsillos de las empresas, y se disponen a pagar el 35% de la planilla de los trabajadores y trabajadoras que ganen hasta S/. 1500, como salvavidas a las empresas sin distinción alguna.

Queda claro de qué lado se encuentra el gobierno en esta emergencia: del de los patrones.  

  • El gobierno no pone todos los recursos al servicio de enfrentar la epidemia

El gobierno reconoce que las próximas semanas serán de alto riesgo y contagio generalizado. Es decir, habrá más enfermos y más pacientes de UCI, con lo que la capacidad hospitalaria quedará rebasada. La lógica consecuencia es que también se incrementarán las muertes.

Frente a esa situación corresponde, además de fortalecer las medidas de aislamiento social o cuarentena, poner al servicio de la lucha contra el covid-19 todos los recursos posibles.

¿Pero qué hace el gobierno? ¿Por qué pretende incrementar solo 500 camas de UCI? ¿Por qué no se produce la contratación de todos los médicos y personal que se requiere por la gravedad de la crisis? ¿Por qué sigue habiendo denuncias de los médicos y personal de salud sobre carencias de equipos y materiales de protección adecuados? ¿Qué medidas están tomando para aumentar el número y capacidad de las morgues, crematorios y centros de inhumación de fallecidos por Covid-19? No hay respuesta.

  • El capitalismo neoliberal es responsable

Esta epidemia ha desnudado lo que los últimos 30 años de neoliberalismo han hecho en el sistema de salud. Años en los que los gobiernos, de la mano con la Confiep, entregaron al país, sus recursos, su educación y salud, a la voracidad de las empresas privadas y a la corrupción campante de la cual son también protagonistas. 

Las largas listas de espera, la falta de medicamentos de distribución gratuita y de reactivos… esa es la “salud” que recibimos los trabajadores “en tiempos normales”.

No contentos con esto, el gobierno y las empresas se han convertido en los principales responsables de la ruptura de la cuarentena, al permitir que mineras, embotelladoras de licores y productoras de golosinas, etc., sigan funcionando exponiendo a sus trabajadores.

Por eso resaltamos: a diferencia de lo que dice el gobierno, los imprudentes e irresponsables no son los principales causantes de romper el aislamiento social. La inmensa mayoría de la población acata las medidas de aislamiento social obligatorio porque entiende que su vida está en peligro.

  • Necesitamos mantenernos organizados, rechazar los ataques del gobierno y los empresarios, y levantar una alternativa de la clase trabajadora frente a la emergencia

Las familias de los empresarios de la Confiep “sufren” durante la cuarentena porque sus empleadas se fueron a atender a sus familias, o porque no saben qué vino fino escoger para el banquete del día. Les “estresa” recorrer los cientos de metros cuadrados de los jardines de sus residencias. Pero los trabajadores y los pobres sufrimos la cuarentena de una forma diametralmente distinta: racionamos la comida debilitando nuestro sistema inmunológico y haciéndonos más propensos a la enfermedad; vivimos hacinados en viviendas pequeñas, con familias muchas veces numerosas, incrementando el riesgo de contagio. Quienes tienen la “suerte” de acceder a ingresos “extras” como la CTS y la AFP están consumiendo sus reservas para el retiro.

Por eso la autorización de la “suspensión perfecta de labores” (o la licencia sin goce de haber) es un ataque mortal a la economía de los trabajadores. Esa medida pone más en claro que no estamos ante una lucha de Todos contra el Covid-19, sino en una lucha para salvar a unos cuantos, los de siempre, los empresarios y sus ganancias, a costa de la salud y la vida de los trabajadores y el pueblo. Los trabajadores y trabajadoras de todo el país tenemos que responder. Urge centralizar todas las expresiones del más amplio repudio y rechazo a estas medidas, y fortalecer la organización de la clase trabajadora para enfrentar este y otros ataques de la patronal y el gobierno. Debemos crear las condiciones para pasar a la acción apenas sepamos que se comiencen a aplicar la “suspensión perfecta de labores” en algún lugar. Debemos mantener organizados nuestros barrios, para velar por nuestras condiciones de vida y demandar condiciones de vida digna en medio de la emergencia desatada por la enfermedad. ¡Hoy más que nunca libramos dos batallas: contra la epidemia y contra los patrones y su gobierno!

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