¡Ruptura de relaciones con el estado sionista de Israel, ya!

Asistimos al desarrollo de un genocidio del pueblo palestino por el estado sionista de Israel. La cifra de víctimas ya rebasó los 10 mil al cumplirse un mes de los ataques, entre las cuales se cuentan más de 4.000 niños.

Esto ocurre en medio de una montaña de mentiras promovidos por los países imperialistas que presentan el ataque como una lucha contra el terrorismo y en defensa de la democracia, con la cual esconden los intereses económicos, políticos y militares — especialmente EEUU y Europa–, que defienden en el Medio Oriente.

Ni siquiera la tibia resolución de la ONU que en mayoría votó la necesidad de una tregua humanitaria entre las partes y la exigencia de acceso a la ayuda humanitaria a la Franja de Gaza, fue respetada. Estados Unidos vetó la resolución demostrando que no quiere ninguna paz, e Israel inmediatamente intensificó sus bombardeos sobre los civiles de Gaza, con la complicidad de la mayoría de mandatarios del mundo.

Algunas posturas como la de los gobiernos de Chile, Colombia, China y Rusia critican en diferentes grados la ofensiva militar de Israel sobre Gaza, y pretenden favorecer una solución pacífica en el marco de los acuerdos de Oslo de 1993 de convivencia de “dos Estados” independientes. Pero esta política no solo ha fracasado si no ha servido de cobertura para que Israel siga colonizando territorios palestinos de la mano de su poderosos ejército, hecho que ha desembocado precisamente en la respuesta de Hamás del 7 de octubre, mostrando que la única solución que va a poner fin al conflicto es la restitución del Estado Palestino único, libre, democrático y laico, y del río al mar. 

En este marco, el Gobierno de Bolivia se convirtió en el primer país latinoamericano en romper relaciones diplomáticas con Israel acusando sus actos como crímenes de guerra, un gesto que saludamos porque constituye en un ejemplo a seguir por los otros gobiernos, como el de Perú. 

El gobierno peruano que también llama a la paz, debería romper relaciones diplomáticas, económicas y políticas con Israel. Pero no lo hace. Su talante “pacifista” es la misma con la que arremetió contra las luchas de diciembre y enero y febrero en las que fueron asesinados 49 peruanos con disparos del ejército y la policía, crímenes que hoy busca esconder bajo la alfombra mientras es acusado por diferentes organismos internacionales por graves violaciones a los derechos humanos.

Pero no solo es sobre el terreno político que Boluarte se identifica a EEUU sino lo hace en todo, como en la defensa del modelo económico primario exportador que explota nuestros recursos y trae miseria a las masas obreras y populares, agravadas ahora por la inflación y recesión, y que se han diseñado solo en beneficio de las multinacionales imperialistas.

La actitud claudicante de Boluarte ante el imperialismo agresor se evidencia hasta en los papelones internacionales que protagoniza su gobierno y que lo muestran sumiso a los EEUU. En dos oportunidades su gobierno solicitó al Congreso sendos permisos para ausentarse del país manifestando que habían programado reuniones bilaterales con el presidente Biden en la Casa Blanca. Pero dichas reuniones jamás se realizaron.

Todo esto sólo refuerza la importancia de redoblar la solidaridad con la lucha del pueblo palestino, tal como muchos pueblos ya lo vienen haciendo en el mundo incluso enfrentando la represión de sus gobiernos.

La exigencia al gobierno Boluarte de ruptura de todo tipo de relaciones con Israel, es parte de la tarea de retomar las banderas de lucha del pueblo de sur por la derrota del gobierno, el cierre del Congreso y la convocatoria a una Asamblea Constituyente, que expresa el rechazo al modelo neoliberal impuesto más de 30 años por los gobiernos serviles al imperialismo y sus políticas, todo esto en el camino de forjar una verdadera salida socialista con poder obrero y popular que refunde el país y recupere nuestra independencia.

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