Paremos los ataques a la clase trabajadora

Por Manuel Fernandes, dirigente obrero

A más de 106 días de la declaratoria de la Emergencia por el covid-19, queda claro que el gobierno no solo ha mostrado una gestión desastrosa para atender los problemas más elementales de la salud y vida de los trabajadores y los sectores populares, también ha generado una descomunal crisis económica que tiene la forma de despidos masivos y múltiples ataques, al mismo tiempo que nos utiliza como carne de cañón para reactivar los negocios.

Flexibilizan los protocolos

La última modificación de los “Lineamientos para la vigilancia, prevención y control de la salud de los trabajadores”, de aplicación obligatoria en las empresas, señalados en la R.M. 448-2020 y modificado por Vizcarra, entre gallos y medianoche, deja claro que los centros laborales son ahora los principales centros de contagio. Se eliminó la obligatoriedad de la realización de pruebas covid-19 al personal que ingresa a laborar, y todo lo que pueda implicar gasto adicional, para tranquilidad de las empresas.

De esta forma, la “reactivación” viene con la política del “sálvense quien pueda” ante el covid-19, ya que si los trabajadores reclaman medidas de protección o se niegan a trabajar protegiendo su salud, aplicarían el despido, como el realizado a 22 trabajadores en tiendas Saga Falabella y a 2 dirigentes del SINATREL de Corporación Lindley.

Más suspensiones perfectas

Más de 30 mil empresas se acogieron a esta medida. Y a pesar que muchas salieron improcedentes, en los hechos ninguna empresa ha retrocedido en la política de echar a trabajadores señalando que acudirán hasta las últimas instancias del poder judicial, aun cuando esto solo signifique dilatar los reclamos.

Los negocios se han normalizado. Han sido beneficiados con millones del programa Reactiva Perú. Pero ahora presentan la ampliación de la suspensión perfecta hasta octubre.

Encima, imponen jornadas de 12 horas y aplican políticas discriminatorias para seleccionar trabajadores a su antojo. En las fábricas de Celima, Trebol, Vainsa, San Lorenzo, Topy Top, aplican esta modalidad como ensayo para establecer un nuevo régimen laboral más explotador y para generar nuevos despidos, principalmente de los que se organizan en sindicatos.

Ceses colectivos

También enfrentamos una avalancha de nuevos ceses colectivos, medida que avanza con los meses. En plena Emergencia Nacional la fábrica número uno en vidrios, Miyasato, anunció acogerse al cese colectivo que involucra a los afiliados al sindicato. Ahora Papelera Nacional – PANASA, principal fabricante de cuadernos, anunció también el cese colectivo de 86 trabajadores, de los cuales 63 pertenecen al sindicato, incluido los miembros de la junta directiva. La misma situación viven muchas empresas, incluido en el sector minero.

Vizcarra entregó a la Confiep la Suspensión Perfecta de Labores – SPL para que recuperen sus ganancias, ahora le permite la aplicación de nuevos ceses colectivos que apuntan a debilitar nuestras organizaciones sindicales que son nuestra herramienta de defensa.

El gobierno es nuestro principal enemigo

Aunque en el discurso parece que todos entendemos esto, la alta aprobación que goza Vizcarra muestra lo contrario. Es que, a cada balconazo, la llamada izquierda, que incluye a los principales dirigentes de las centrales, acaban saludándolo, y hasta cargándolo en hombros como sucedió cuando decidió disolver el Congreso. Y cuando convocan las llamadas “jornadas de lucha”, ni siquiera la garantizan, causando desmoralización en sus bases.

Para los trabajadores debe quedar claro que este gobierno es el autor de las diferentes normas antiobreras. La única solución posible para impedir que nosotros paguemos la crisis debe ser derrotar al gobierno y su plan. Mientras Vizcarra siga gobernando solo garantizará las ganancias empresariales a costa de nuestro pellejo, como lo demostró con la reciente “negociación” que benefició a las clínicas privadas.

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